Era una vez yo...

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Feliz día a todas las plumas de mi país.


Era entonces aquel lead, cuerpo y cola que me hacían la vida pedazos. Yo pensaba que era la noticia mas patosa que me había tocado redactar, pensé ¿Que tan importante sera esto? ¡de seguro ni media cuartilla merece! Me había vuelto una loca con el lápiz escribiendo sandeces y perdiendo el tiempo. ¿Que era eso tan importante que le había ocurrido a esa fulana? ¿Porque yo no lo sabia?. Desde luego, aquella era una táctica de la insufrible profesora, estoy clara, quería verme llorar, exaltada y dispersa en pensamientos.

Corriendo los minutos, sus dedos delgados y rugosos chocaban con la mesa del escritorio, como tratando de manifestar que eramos unos recién llegados, poco conocedores de lo que era el periodismo, el verdadero concepto de ser periodista. Mirando aquellos dedos me tembló hasta las neuronas, se me había acabado la imaginación , la cordura , el poco uso de razón que tenia.

Esa Cataluña me tiene fastidiada, ¿Que le habrá pasado? ¿Fue victima del hampa venezolano? ¿Se le murió un familiar? ¡Que diantres Cataluña!

De tanta tontera que había pensado, al fin la nota había terminado, me sentí tan completa, dentro de mi el orgullo exaltado ¡Ahora si soy periodista insufrible, redacte esa ridícula noticia,jajaja!. Había cumplido la meta, después de aprenderme con golpes que era ese lead , cuerpo y la tan insignificante pero grande cola. Solté mi examen con placer, me despedí de la insufrible y emprendí hasta las afueras del salón junto al resto que se aquejaban de la misma señora.

¡Yo si pude, que ignorantes! me repetía el señor orgullo femenino.

Mientras esperaba a mis compañeras, escuche a una alumna que recién salia del salón, que LA COMUNIDAD DE CATALUÑA había tenido problemas con la distribución de combustible.

Cataluña nunca fue una señora.

Nota: El periodista debe leer e investigar.

Adayris Castillo 

Una publicidad para Venezuela ¡por favor!

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Siempre me he percatado de la publicidad de la mayoría de los canales, tanto regionales como nacionales e internacionales,  donde se les hace un elogio y hasta una invitación a ciertos lugares reconocidos en otros países con la gran frase que los define “Ven y conóceme”. Solo en los canales regionales y pocas veces, aparece una invitación a conocer algún lugar o rinconcito de Venezuela, eso sí, sin detalles, sin alargarse y casi que sin imágenes. Es una cultura abarrotada de publicidad extranjera, y con todo respeto no estoy en contra, pero lo nuestro esta en segundo plano. Me atrevo a decir que existen vallas publicitarias dentro de nuestro país, que invitan a conocer lugares de afuera.

Aun en estos días con tanta tecnología y publicidad que ahoga a las diferentes ciudades, Venezuela no tiene el auge turístico que merece. La falta de propaganda de los grandes monumentos, lugares pintorescos, selvas y montañas ha quedado detrás de un autobús sin ningún aliento de salir pronto. Podría dejarle esto en manos de los grandes publicistas o bien a los pichones que se encargan del turismo venezolano, pero ciertamente, ni uno ni otro, dan respuesta a la gravedad del asunto.

Es necesario que los ministros encargados del sector turístico, planifiquen ideas y proyectos para el empuje de este sector, en compañía de los habitantes de las localidades reconocidas, los grandes creativos (publicistas), y personal de marketing,  que  pueden ayudar en el progreso e invitación a conocer estos grandes espacios del país a través de redes sociales y páginas web.


 Mientras no se tenga una organización con planes a futuro en materia económica y publicitaria para el desarrollo máximo y explotación del turismo, no habrá una Venezuela que desfile en vallas o pendones, mucho menos en canales internacionales, con esa frase tentativa “Ven y conóceme”. Considerando que el país donde habitamos tiene una flora y fauna exquisita en su totalidad, tierras hermosas y muchas otras características que la definen, es bien merecido el placer de conocerla visitando los lugares más extravagantes y darle la importancia que tiene. Indiferentemente cual sea nuestro destino a la hora de viajar, que siempre exista la gran idea en las calles, televisión y radio de conocer Venezuela. 




Adayris Castillo 

De preferencia extranjero

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Venezuela es un país rico en paisajes naturales, lugares inolvidables, plazas, monumentos, playas, médanos, ríos, e infinidades de sitios donde cualquier viajero quisiera conocer. No obstante, el venezolano que tiene una posibilidad más cercana de conocer dichos paisajes exóticos, opta por las afueras del país, sin saber que dejan detrás un panorama que pocos poseen. Margarita, Mérida, Morrocoy, La Gran Sabana e innumerables sitios de gran potencial turístico son cambiados por, Panamá, Miami, Colombia, México, por nombrar algunos de los principales destinos que prefiere el venezolano.

Para muchos la elección del exterior se debe a lo económico, la idea asombrosa de firmar el pasaporte, o bien la gran experiencia de estar fuera del país conociendo otros lugares, valga la redundancia. Estas decadencias en cuanto a turismo venezolano tiene mucho que ver con la falta de inversión por parte del gobierno nacional, los grandes ministerios Mintur, Inatur y Ventel que pertenecen al turismo en su totalidad, no disponen un plan de viaje para el venezolano, y mucho menos paquetes económicos para su disfrute. Por otra parte, el panorama de los lugares que destacan en el país no son elogiados, la publicidad es escasa y la falta de pertenencia de lo propio se ha esfumado.


 Esta situación es igual a; el venezolano no quiere nada con paisajes ni paisanos, mucho menos desea gastar una fortuna por tomarse unos días dentro del país. Es por tales razones que nuestros vecinos desean visitar Walt Disney antes de ver y disfrutar los Médanos de Coro o bien un baño de playa en Choroni. Impulsar el turismo venezolano dependerá no solo de un gobierno, si no de una cultura, respeto y amor a lo propio, es indispensable un ministerio para cuidar de estos grandes lugares que poseen las tierras venezolanas, sin embargo, también es deber de nosotros impulsar, cuidar y valorar aquello que se nos ha obsequiado, hoy lo tenemos, mañana quien sabe. 







Adayris Castillo